Reflexión bloque 4
Para comenzar
mi reflexión a cerca de la lectura, debo dar primero una serie de razones que
considero que deberían ser diferentes, tras el trabajo de este bloque.
Hace ya muchos
años que la lectura ha perdido aquel prestigio que tenía en la sociedad
antigua. En otra época, los que sabían leer eran aquellas personas cultas,
privilegiadas y de buena posición social. Tener un libro, ya te hacía ser
distinto frente a la gran mayoría. Seguramente, ningún niño despreciaba un
libro tan a la ligera. Sin embargo, hoy en día, las personas han cambiado. Las prioridades
frente a la educación se han transformado. Ahora se le da más importancia al
aprendizaje de conceptos, que al desarrollo lógico.
Según mi punto
de vista, la lectura no está integrada como se debiera en el aula. Es cierto
que en cada unidad didáctica se trabaja una parte de comprensión lectora y que
a lo largo del curso los alumnos deben leerse varios libros, pero según la
forma en que se plantee, se puede conseguir ese interés o no.
Es importante
tener bien programadas las actividades que quieres trabajar con los alumnos,
desde que se expone hasta que se finaliza la fecha de lectura de ese libro en
particular. No son actividades que se pueden improvisar, o que se pueden
suprimir. He aprendido la importancia de recurrir a las actividades previas al
libro, durante y después de dicha lectura. No podemos dar por hecho que
realizando solo dos de éstas, completamos todo el proceso lector requerido por nuestros
alumnos.
A mí nunca me habían
planteado un libro como he podido experimentar tras la explicación de este
bloque en el aula. Siempre me mandaban rellenar una ficha al final del libro
que constaba en lo siguiente:
- Primero poner el título del libro, nombre de la
editorial y autor.
- Después hacer una breve síntesis de lo ocurrido
en el texto. Aproximadamente cinco o seis líneas.
Entonces, tras
hacer una comparación rápida sobre cómo plantear el seguimiento de una lectura
a un grupo de alumnos, tengo que decir que yo, e imagino gran parte de mis
compañeros, opino que esta metodología no servía para nada. El motivo es que no
nos proporcionaba esa intriga que tiene que existir cada vez que empiezas un
libro, ni esa motivación y ganas de leer.
Si
transportamos esto al ámbito cinematográfico,
vemos como los “tráilers” generan en nosotros esa intriga que nos lleva
a la posterior visualización de la película. Sin embargo, en el caso de los
libros no es tan sencillo. Carecemos de esas imágenes que nos motivarán a
leerlo y solo poseemos un mero resumen de su contenido en la parte posterior del
libro. Es por ello que debemos generar ese interés mediante una actividad
previa a la lectura.
Esta
semejanza de la literatura con el cine me ha ayudado a plantear estas actividades
de forma mucho más visual y lúdica. No obstante, no solo es importante despertar
ese interés sino que considero esencial mantenerlo durante todo el proceso
lector. El profesor será en este caso la herramienta que sirva como guía de
apoyo al alumno, en caso de duda o desvinculación con el libro.
Durante
estas actividades intermedias de la lectura, me parece fundamental proponer ejercicios
analíticos, donde el alumno ejercite su capacidad de raciocinio.
Y
finalmente, es importante acabar con la actividad completamente, es decir,
proponer una serie de actividades donde expongan sus opiniones acerca del libro.
En este punto, se podría no solo trabajar de forma individualizada, sino
siguiendo una metodología cooperativa. Por parejas o grupos podrían hablar de
sus gustos, preferencias y sensaciones.
Nunca
debemos olvidarnos de realizar estos tres tipos de actividades, pues si no planteásemos
actividades previas a la lectura, sería
como obligarles a una lectura que puede que no les llame la atención. Si
por lo contrario, no hacemos actividades durante, puede que alumnos se queden
con dudas sin resolver. Y por último, si no cerramos la actividad con
ejercicios que “evalúen” o les hagan sentirse recompensados con su labor
lectora, estamos quitando importancia al hecho de leer.
Asimismo,
tras el trabajo de este bloque, he aprendido que siempre debemos explicarles el
por qué van a tener que leer, qué es lo que les vamos a proponer que lean y por
supuesto qué pasos vamos a seguir durante el transcurso de la lectura.
Como
en todos los bloques, es fundamental conocer a todos tus alumnos. No debemos
exigirles que lean un libro que puede que sea incompatible para alguno de
ellos. Deberíamos intercalar, según el trimestre, diferentes estrategias de
lectura que interactúen con ellos. Las propuestas que he aprendido son las
siguientes:
Es necesario que todos lean un libro que el
profesor escoja. Un libro que toda la clase tenga que leer y al que todos se tengan
que adaptar. Este texto sería elegido de forma premeditada y cumpliendo todos
los pasos que estudiamos en el bloque uno, tras el análisis de un libro.
Otra forma sería dejar a los alumnos que sean
ellos mismos quienes elijan qué libro quieren leer. Cada niño tendría que
exponernos el por qué lo han seleccionado y una vez lo terminen, nos dirán si
su elección ha sido acertada o no.
Finalmente como tercera estrategia, optaría por algo
que relacione las dos anteriores. Imponerles alguna lectura obligatoria para
todos y proponerles otros que ellos elijan de su biblioteca personal.
Soy
consciente de que no es una tarea fácil cambiar de repente la enseñanza y los
objetivos de la educación actual, pero por algo se puede empezar y si en un
futuro soy capaz de motivar y crear ese gusto por la lectura a 23 alumnos de
una clase, estaré satisfecha curso a curso.
Igualmente,
la comprensión lectora y el concepto de “leer” en general, no solo se tiene que
trabajar con los libros literarios de sus casas, sino que también hay otras
formas que he aprendido en este bloque: la lectura silenciosa y la lectura en
voz alta. Éstas las pude presenciar durante mi estancia en el colegio.
En
las prácticas observé que la lectura no se trabaja correctamente según lo que
he aprendido. Lo ideal sería que cuando vayamos a introducir un tema, leyendo
en voz alta, les avisemos con anterioridad. Los alumnos deben leer antes e individualmente
lo que van a leer en voz alta para así lograr realizar una lectura expresiva y
correcta. Sin embargo, si nuestro objetivo es que comprendan lo que leen,
debemos proponerles una lectura silenciosa.
En
el aula he visto que se trabajan ambas, pero de manera errónea. El profesor
manda leer entre todos la lectura en voz alta y después en silencio para que
sean capaces de hacer las actividades relacionadas con la lectura. Es cierto
que yo vi que sí entendían, pues previamente escuchaban el texto a través de un
audio.
Asimismo
es necesario tener recursos que dinamicen la lectura, no sirve de nada tener
dentro del aula una mini-biblioteca que no se mueva, ni se modernice. Es necesario
que la lectura se convierta en una actividad rutinaria. Algo que a esas edades
los niños se acostumbren a hacer por mera diversión.
Por
ello, para terminar mi reflexión personal, creo que es de vital importancia
cambiar el “chip”. Debemos proponer a los padres que inculquen a sus hijos la
importancia de leer. Para ello, los alumnos deben verlo en sus casas. Deben verlo
en su aula. Deben aprender a divertirse con los libros. Y por último, motivarlos
a leer, creyéndonos nosotros mismos que la lectura que van a realizar es
interesante de verdad.
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